miércoles, 27 de abril de 2011


QUE ENERGÍA GENERAMOS CUANDO NOS CRITICAMOS, JUZGAMOS Y CONDENAMOS? Y QUE SENTIMIENTOS DE CULPABILIDAD  APARECE?

Lo primero que generamos con estos sentimientos es: NO GUSTARNOS.
Es indispensable gustarnos pues el mundo refleja lo que pensamos de nosotros mismos, o sea lo que pensamos sobre nuestra persona, determina cómo nos ven y nos tratan los demás.
Cuando dejamos de tener estas manifestaciones con nosotros, recibiremos aprobación y afecto a de nuestro entorno, produciéndonos una agradable sensación de bien-estar.
Siempre estamos proyectando en el otro sentimientos que tenemos hacia nosotros mismos, por lo tanto esos sentimientos rebotarán y recibiremos una respuesta acorde a lo proyectado. O sea, cuando criticamos, el otro se defenderá y nos critica a su vez, mostrándonos, “dado que es nuestro espejo”, el poco amor que sentimos hacia nosotros mismos al criticarnos. El criticarnos deviene del sentimiento de culpa que se generó en la infancia, creado por todo el entorno.
Veamos un ejemplo cotidiano. El niño investiga su cuerpo, ¿qué hay dentro de la nariz que le molesta? Metiendo el dedo, descubre mucosidad. Normalmente el progenitor lo reta diciéndole que es un “asqueroso” y a partir de ese momento el niño se avergüenza, sintiéndose culpable. El progenitor bien podría entender esa acción cómo algo natural o podría explicarle que es una defensa natural y enseñarle otra manera de quitársela. En el futuro, esa misma acción en un adulto nos llevará a criticarlo.
El niño crecerá arrastrando esa “culpa” toda la vida, si no es conciente de cuál fue el hecho y el momento en que se produjo ese sentimiento.
Llevar este ejemplo a cualquier sentimiento de culpa que creamos en la niñez y las repercusiones que acarrea en la vida adulta que nos impide manejarnos con libertad y vivir en alegría, sustituyendo el castigo del progenitor con otras cosas, como por ejemplo auto boicoteándonos a través  de diversas adicciones: comer en exceso, dependencia a personas, alcohol, drogas, gastos excesivos en efectivo o tarjetas, etc.
Otra de las maneras que el adulto utiliza esa culpabilidad, es culpando al otro de sus reacciones,  no haciéndose responsable de su participación en generarle sentimientos de ira, enojo, resentimiento, etc.
Una buena actitud ante la culpabilidad es que debemos hacernos responsables en un 100% si tenemos una acción incorrecta y así dejaremos de culparnos, proyectar, defendernos y justificar permanentemente quienes somos, salvo si no somos lo que sabemos que tenemos que ser, por lo que entonces resultará difícil escapar de nuestra propia culpabilidad.

ANTE CADA ACCIÓN Y REACCIÓN QUE GENERO, ESTOY DECIDIENDO QUE PERSONA QUIERO SER.

Con amor nos seguimos pensando, Lily y Pato


No hay comentarios:

Publicar un comentario